lunes, 30 de enero de 2012

Día de clausura...los chicos ya no quieren irse a casa!

Me parece que fue "ayer" cuando todos los chicos que cuide y a quienes les brinde lo mejor de mi, me decian: "No quiero irme a casa, estar aquí es más divertido y además aprendemos mucho más".
Por una parte me sentí bien, pues sabía que habia cumplido mi objetivo, el de transmitirles a todos, lo importante que es el Instituto Nacional de Panamá, que no lo vieran como un simple colegio del montón que existen. Por otro lado ya les habia tomado mucho cariño y me dió mucha pena decirles que ya no se podían quedar conmigo...

No obstante los invité al cine para volver a encontrarnos antes de que vuelvan a clases.

En fin, creo que este día fue el más emotivo de sus vidas y sé que jamás lo olvidarán, por una u otra razón.

Antes del acto de clausura realizamos varias dinámicas, todas con el objetivo de que ellos pudieran resolver conflictos, que no lo hicieran de manera agresiva, ni pasiva; sino de una manera acertiva.
Ibamos pasando los grados de dificultad, y lo digo porque para mi es más fácil arreglar un conflicto con una persona que con otras 15 que esten molestos conmigo. ¿No creen?
A veces cuando hacemos competencias no pensamos en si podrá haber un conflicto dentro del grupo como fuera de él, quizás de algún chico que esté haciendo algo mal y por eso no pueden estar en optimas condiciones para realizar la competencia, y al no poder dar lo mejor de sí, lo hacen sentir mal.
También puede llevar a un conflicto fuera del grupo, ya que puede haber alguna discordia que pueda llevar a una pelea. Lo vemos hasta en partidos de futbol, a  veces los jugadores están muy tranquilos en la cancha y cuando voltean a ver su fanaticada está dándose golpes como boxeadores de la calle.

Cambiando de tema, este día también se aprovechaba para darle un paseo a todos los niños para que conocieran todos los edificios y las instalaciones del plantel, es importante saber donde está la biblioteca o los diferentes departamentos para encontrar a los profesores; enseñarles la ubicación de los laboratorios, el gimnasio de niñas, la rectoria, secretaria, etc. Y después de todo el recorrido, entonces los llevamos al gimnasio de varones para el acto de clausura.

Me sorprendió en aquél momento que los muchachos guardaran una compostura digna de admirar, inclusive estaban muy callados y eso hizo más fácil el diálogo entre los "oradores" y los niños.
Por otra parte, me dejaron estupefacta los niños que se atrevieron (con todo y la timidez que incomoda muchísimo al momento de dirigirse a alguien) a hablar delante de más de 400 muchachos; dieron palabras de aliento, sus anécdotas, sus sueños, sus logros, etc.

Gracias a todos los que participaron y hablaron...

¡TODO POR LA GLORIA INSTITUTORA!

























 













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